27.4.09

19.4.09

ganas de


ganas de llorar

ganas de que pase el tiempo y a la vez que no lo haga

ganas de que se me pase el dolor de muela

ganas de borrar los malos sentimientos y de recuperar los buenos

ganas de gritar

ganas de no pensar

ganas de cerrar los ojos y desaparecer...lejos

A pesar de eso hay momentos fugaces en los que sonrio y da la impresión de que todo va bien.
Pero el resto del tiempo todo parece ir de mal en peor y lo único que me apetece es desaparecer... encerrarme en una burbuja hasta que todo se pase y mi vida sea algo más sencilla.


18.4.09

en el teatro

Sesión de miércoles a las 20:30 h.
Lleno total.
Yo veía bastante bien a pesar de ser liliputiense, aunque tuve que soportar el mal olor de la mujer que estaba sentada en la butaca de mi derecha que parecía que se estuviese quitando piojos durante todo el tiempo que duró la representación.

Llegué con ganas y prisa -as usual- perdiéndome mi clase de alemán de ese día. Y también con un poco de curiosidad, pues no había visto a estos actores en directo nunca.
Respecto a los actores: Aitana un poco sobreactuada desde el principio (tal vez por ser ella actriz de cine, no sé) igual que Pere Ponce. Molero no estuvo muy Serrano y me sorprendió gratamente y Maribel me gustó bastante, pese a las críticas que después he leído por ahí.

Mi problema fue la obra en si, en principio se anunciaba como tragi-comedia(que para mi se quedo en tragedia, descarao).
Allí todos se partían el culo desde el minuto 1 y supongo que el problema entonces era yo. Todos reían a mandíbula batiente y yo salvo unos cuantos detalles que me hicieron sonreír a destiempo, a aquello no le vi mucha gracia. No me lo pasé mal para nada, pero ya que era algo de la comedia esperaba pasármelo mejor.

La historia es muy sencilla: dos parejas se reunen para hablar y solucionar el problema de la pelea que han tenido sus dos hijos(algo que en España jamás sucedería)…lo que parece algo sencillo les va sacando mayormente lo peor a cada uno de ellos convirtiéndose eso en una guerra de todos contra todos. En realidad habla de cuatro pobres diablos, infelices con sus vidas e insatisfechos...y esto en el fondo es muy tremendo, por eso yo no le vi mucho chiste.

Pero bueno, que asumo mi parte de culpa y pienso que tal vez es que yo tengo un humor raruno y que además ultimamente estoy un poco más reflexiva de lo que en mi es habitual (de habitual irreflexiva)...no sé , estuvo bien para pasar el rato y romper la semana en miércoles, pero no para tirar cohetes.

11.4.09

más cine pofavó

Estos días como ya he dicho me quedé por aquí y como llueve, y eso da al traste con cualquier intento de excursión al aire libre, no he tenido más remedio que hacer cosas de interior(en todos los sentidos). La otra opción era el pack semanasanta del que salvo únicamente el roscón y los huevos a riesgo de permanecer ardiendo en el infierno por toda la eternidad(o lo que sea que digan que pase). En todo caso, si echo la cuenta de todas las misas a las que he tenido que acudir en los colegios de monjitas y curas durante mi infancia-adolescencia creo que eso me permitiría pecar sin descanso lo que me queda de vida y salir absuelta también por toda la eternidad.
A lo que iba, que la iglesia católica me descentra, que me estoy cegando a pelis y a la vez poniéndome ciega de chuches y guarreridas varias muy a mi pesar.

La penúltima que he visto ha sido cerezos en flor, a la que pertenece el cartel de arriba, que pese a que a priori no me interesaba demasiado la historia me ha encantado en muchos sentidos y me he hecho desde ya super fans de la danza Butoh que abrazaré en cuanto termine alguna de las otras actividades que realizo en mi escaso tiempo libre.

La historia va de dos abuelitos, ella con sueños rotos pero tan loca y viva en el fondo de su alma, tan tierna y delicada. Una hormiguita de lo cotidiano, frágil y fuerte a la vez para apoyar a los demás.
Él un viejo inflexible con la mente cerrada.

Todo cambia cuando ella muere y él empieza a añorar todo lo que caracterizaba a su esposa en vida: su pasión por la danza oriental y su fascinación por Japón, mayormente.
Y allá se va a buscar un monte tímido que se esta derritiendo y a apreciar ese baile Japonés, o esos grabados; en el fondo buscando la conexión con su esposa.
Y pasa de ser un viejo inflexible a un exprimidor de la vida.
Y yo ese cambio lo veo siempre maravilloso.

Es una historia muy tierna pues de lo más bonito que nos puede ocurrir en esta vida, sea con la cara pintada de blanco japonés o con la cara lavada, es darle a la gente que quieres parte de ti y que lo quieran recibir.

Y en este punto me planto, que mare mia! que mayor me estoy haciendo...

una explicación como cualquier otra...

10.4.09

la blogo está triste

Llevo unos días un poco chungos por dentro y por fuera.
Y sinceramente para estar todo el rato en plan llorica pues no mola escribir, que a nadie le gusta estar leyendo tristezas todo el tiempo, me hago cargo.

Como algo de bipolar me diagnostico yo misma, hoy estoy así pero mañana nadie sabe.
Como dice Ritz , muy acertadamente, esto va por días.

Es tut mir leid...


7.4.09

5.4.09

Talking about the revolution

ELVIRA LINDO

El País

05/04/2009

La feliz rutina: tomarme un café con tostadas escuchando la radio. A veces me veo contestando sola, a veces me río. Como el otro día, escuchando a Francino. Hablaban de la buena imagen de España en el extranjero. Por resumir: a Ferran Adrià le homenajeaban en una universidad americana y unos creadores de videojuegos internacionalizaban sus ventas. Eran de Albacete. Una tertuliana concluyó: "Estos chicos, después de venir a probar suerte a la capital, decidieron abandonar su exilio madrileño y volverse a Albacete, y han descubierto que desde Albacete también se puede triunfar". Vaya. Creíamos que vivíamos en un mundo globalizado y ahora resulta que a uno de Albacete que se viene a vivir a Madrid se le denomina exiliado. Pero esto no es viejo. Es antológica la desconfianza con la que los españoles hemos mirado a los que abandonan su tierra. Hoy basta con cambiarse de provincia. No te digo ya si decides irte a otro país. Si decides irte a otro país, siempre hay un grupito que te mira como si te hubieras vuelto gilipollas. "Qué se habrá creído". En el fondo, el resentido agranda tu éxito, tu dinero, tu felicidad. Luego, hay otro grupo, ingenuo y bienintencionado, que te confiesa que haría lo mismo que tú, ¡irse, irse, poner tierra por medio! Al primer grupo, el de los resentidos, que le den morcillas, no quiero llegar a anciana afirmando lo que le oí un día a Jeanne Moreau: "He perdido parte de mi vida ahogada por la ansiedad que me provocaba lo que pensaran de mí". En cuanto al segundo grupo, me preocupa más hondamente, son ese tipo de personas que aspiran a cumplir un sueño irrealizable. Esto viene porque el otro día me escribió un compañero periodista que en estos momentos se encuentra, como tantos otros, en paro. Tras varios meses de inactividad, me dijo que había pensado en hacer la revolución. No pensaba mi amigo en salir a la calle a romper farolas, sino en una revolución personal: marcharse, con su mujer y su niña, a Nueva York. "Ella", me decía, "encontrará trabajo pronto como bailaora de flamenco, y yo trataré de meter la cabeza en un medio hispano. Si no me decido ahora, ¿cuándo?". Lo de hacer la revolución no tenía una connotación ideológica, sino cinematográfica. Por alguna razón, la película Revolutionary road ha intoxicado muchos corazones. No es la primera persona que me ha confesado sentirse alterada por el mensaje que destila la película: cumplamos los sueños antes de que sea demasiado tarde. El divorciado ha visto en la pareja DiCaprio-Winslet el calco del deterioro de su matrimonio; la mujer madura se ha lamentado por ese paso que no se atrevió a dar; la madre ha pensado en los hijos que tuvo sin desearlos, y el parado, que trata de encontrar una solución a su vacío, cree que la respuesta está en América. Pensé en no contestar a su carta. ¿Cómo menoscabar los sueños de otros? Pero, entonces, recordé un cuento de John Cheever que habla de la peripecia de una familia del Medio Oeste que marcha a Nueva York en busca de una vida memorable. Una pareja y una niña. La ciudad les castiga sin clemencia: al tiempo que vacía sus bolsillos, les roba los sueños atesorados durante tantos años. No resulta cómodo frustrar una ilusión, pero lo hice. Le hablé de esa ciudad en la que a buen seguro tendría que compartir piso con niña incluida, de las jornadas de trabajo sin fin, de la cantidad de gente de Queens, del Bronx, de Harlem que, antes que él, sueñan con tener un hueco en la isla; le advertí de la falta de apoyo que tendría para criar a la niña, de lo que es vivir fuera de casa cuando no tienes dinero en el bolsillo, de los periodistas que allí despidieron antes que aquí (son pioneros en todo) y de mí, de mi situación privilegiada. Le pedí disculpas por si en algún artículo he dado a entender que la vida allí es regalada. Y le recomendé, sobre todo, que leyera la novela de Richard Yates. Allí encontraría una lectura distinta. Cuando el matrimonio Wheeler sueña con irse a París, lo que está mostrando es una patética ignorancia: no saben francés, creen que van a encontrar trabajo, se ven a sí mismos como seres elegidos entre el resto de los vulgares vecinos del suburbio. Entran en un estado de delirio, provocado por ella, que sin tener madera de artista cree que sólo la vida de los artistas merece la pena. Encuentran en ese sueño la solución a una relación insatisfactoria y, por las noches, beben y planean su viaje, se ríen de los vecinos y beben, beben y se olvidan de sus hijos. Es un sueño alimentado, sobre todo, por el alcohol, un sueño de los años cincuenta. El novelista observa a su pareja de protagonistas con compasión. No les admira, les compadece. Pero el destino se burla de todo, hasta de la literatura: de pronto, esta novela de fracasados se lleva al cine, la protagonizan dos actores bellísimos y logra intoxicar la mente de espectadores fantasiosos. O fantasean con lo que no hicieron o con lo que debieran hacer. Se convierten ellos también en víctimas propicias de la revolución. Lo contrario, creo, de la voluntad del novelista, que, seguramente, no entendía cómo sus personajes estaban tan ciegos (de alcohol y sueños) que no podían disfrutar de la vida que se les escapa mientras hacían planes.


Como siempre
aquí dejo el link del artículo original.

Genial texto y duro también.
Y yo con el libro de Yates en la mesilla...

4.4.09


Y hoy para comer unas arepas rellenas de rulo de cabra a la plancha y jamoncito.
Sería recomendable continuar con la dieta blanda pero total como estoy dopada con el ibuprofeno 600 ni siento ni padezco...
Además, en los últimos días se ha agudizado esa sensación, que no me abandona nunca, de que solamente he venido al mundo para trabajar y dormir...Eso unido a los pequeños dramas que están sufriendo algunas personas cercanas a las que quiero hace que me quiera meter debajo de la cama y salir para mi jubilación en un paraíso caribeño, un suponer.
Encima esta semana santa tendré que quedarme aquí y sufrir mi propio viacrucis.
Estoy en bucle...

1.4.09

Pues mira sí, he tenido un día horribilis:
Un dolor de muela que me quiero arrancar la cabeza de cuajo,
la discusión seasonal con mi progenitora que acaba siempre en el mismo punto( por eso se vuelve a repetir,obvio) con todo lo que eso supone.
Conduciendo hacia clase de alemán me empotré debajo de un Xsara verde (tengo el susto aún en el cuerpo) por culpa de un retrasado que hizo amago de arrancar y frenó en seco. Afortunadamente no paso nada salvo daños materiales del vehículo: defensa, matricula descolgada y un faro, que por amor de dios espero que solo se haya aflojado y no tenga que cambiarlo, que el viernes me toca pagar el seguro anual...Los ahorros para salir de lo cotidiano caen en un agujero negro.
La clase de alemán un muermazo-opusino que todo lo de la semana santa en alemán como os podéis imaginar tiene tela. Y encima yo una desconsiderada hacia mi compañero que esta pasando un trance bastante terrible y le estuve dando todo el rato la chapa con mis chorradas.
Lo llamo, me bebo una cerveza(no puedo masticar tampoco)
y al catre que mañana será otro día...

Ah! sí, m me trajo una caricatura muy graciosa esta mañana y vino a desayunar conmigo,
fue lo mejor de mi día...se lo voy a escribir.


Pues sí, tengo que cambiar el faro y encima sin coche...
dimito